El 12 de diciembre se festeja el Día Mundial de la Disfagia. El propósito fundamental de esta fecha es anunciar un trastorno que perjudica a un porcentaje esencial de la población, y consistente en la contrariedad para tragar la comida y las substancias líquidas de forma natural y que por consiguiente, precisa de la atención instantánea de un experto.
La disfagia es una nosología que hace difícil la deglución de los alimentos y también de consumir substancias líquidas gracias a un daño o perturbación de orden neurológico que perjudica directamente la cavidad oral, introduciendo la zona faríngea, la laringe y el esófago.
Esto viene acompañado de una secuencia de sintomatologías como mal al tragar los alimentos, inconvenientes respiratorios y lo mucho más grave aún, presencia de desnutrición.
Tampoco se tienen la posibilidad de ignorar los trastornos sentimentales que padece el tolerante, que lo llevan al aislamiento y inconvenientes de sociabilización.
Debido a la presencia del COVID-19 en el mundo entero, una cantidad enorme de personas se vieron perjudicadas por las consecuencias graves que deja este virus en el organismo.
Se piensa que esto tiene bastante que ver con el desarrollo de intubación orotraqueal, por el que deben pasar los pacientes para recibir la nutrición y el debido régimen mientras que están ingresados en los diferentes centros de salud y centros asistenciales.
Una intubación prolongada, donde los pulmones no están andando al 100 por ciento y donde indudablemente el tolerante pierde mucha masa corporal y ciertas adversidades de orden neurológico, tienen la posibilidad de desatar una disfagia.
Una vez que el virus se instala en el cuerpo, puede ocasionar daños a nivel cerebral, en la zona central y periférica encargada de la deglución. Todo esto se maneja desde las construcciones neurológicas situadas en el cerebro, que le dan órdenes a nervios y músculos, pero si el COVID-19 ha causado modificaciones, estas funcionalidades se van a ver perjudicadas y entonces, el resultado final va a ser la existencia de la disfagia.
Cabe resaltar, que en el momento en que el tolerante a pasado la peor etapa del COVId-19, va a ser preciso un debido control y de este modo eludir que los inconvenientes de deglución se acentúen, trayendo otras secuelas, aparte de controlar la nutrición que favorezca una mejora en la nutrición y por lo tanto, en la restauración de la salud.
Algunos síntomas socios a esta nosología tienen la posibilidad de ser los próximos:
Muchas de las patologías que sufren la gente hoy en día están socias a los hábitos de vida y la disfagia no escapa de esta situación. Por ello, cuando se llegó al diagnóstico, hay que empezar por mudar la dieta, realizar ejercicios y eludir proseguir con prácticas como fumar, consumir alcohol o cualquier clase de substancias tóxicas para el organismo que agraven el inconveniente.
Esto asimismo es válido para la gente que están sanas y no han manifestado ninguno de los síntomas antes nombrados. En el en el caso de que la disfagia este latente, una adecuada forma de alimentarse, va a ayudar de forma bastante importante a eludir adversidades futuras y a sostener el estilo y calidad de vida de los pacientes damnificados por esta discapacidad.
Es primordial que la persona esté atenta a los cuidados, prácticas y hábitos comunes que han de estar presentes en el momento de efectuar cada ingesta como por servirnos de un ejemplo, masticar los alimentos poco a poco, no charlar a lo largo del tiempo que se esté haciendo la deglución y que no existan elementos persuasivos en el ámbito.
No está de sobra, buscar el consejos de un experto en nutrición a fin de que prosiga estando un preciso cómputo de las proporciones de proteínas, vitaminas y minerales que estas personas precisan y de esta manera no adelgazar. Esto puede ir acompañado de suplementos alimenticias y otros tratamientos alternos que solo un especialista en esta materia va a estar en la aptitud de señalar.
Por último, en la situacion de pacientes con males mucho más crónicos y donde permanezca la existencia de otras nosologías, un diagnóstico temprano, va a ser primordial para la rápida restauración y que esto, por su parte, contribuya a brindarles una vida considerablemente más plena y feliz.
Para tratar este trastorno, primero va a ser preciso efectuar ciertos cambios alimentarios con una dieta menos sólida y que, en su sitio, reciba alimentos mucho más líquidos, pero con determinada rigidez. Un ejemplo de ellos es la gelatina, que posibilita la deglución, además de esto, asegurarse que permanezca la existencia de vitaminas y proteínas, a fin de que la persona sostenga un peso ideal y no adelgace bastante.
Cuando la nosología se dificulta por la existencia de anomalías de la salud graves como tumoraciones, la llamada estenosis esofágica o el cáncer, ha de ser tratada por un experto en la materia, pera que él se encargue de ofrecer el debido régimen o en último término, si es requisito recurrir a la cirugía.
Para la gente que sufren de esta condición, la vida resulta un auténtico reto en varios puntos, en tanto que se ven enfrentados a ocasiones un poco incómodas, que en cierta manera altera su historia personal y el vínculo popular.
En este sentido, el perjudicado puede verse envuelto en un sentimiento de pérdida y desafío, más que nada, sí el trastorno hace aparición de manera intempestiva, como es la situacion del adulto mayor, pero puede pasar en cualquier etapa de la vida.
Este padecimiento, si bien cambia los hábitos alimentarios de quien lo padece, puede estudiar a sobrellevarse de una manera prácticamente habitual, pero donde resulta esencial la entendimiento y asistencia de los familiares, amigos y de los diferentes ámbitos sociales con los que la persona se relacione, para llevar combatir este trastorno de una forma mucho más humana.
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